lunes, 4 de marzo de 2013

AFORISMOS



Eko, el dibujante filósofo

Un aforismo es una declaración o sentencia concisa que pretende expresar un principio o la verdad en una manera breve, pensativa y aparentemente cerrada. 

 El término aforismo fue utilizado por primera vez por Hipócrates, como una serie de proposiciones relativas a los síntomas y al diagnóstico de enfermedades. El concepto fue aplicado después a la ciencia física y, posteriormente, generalizado a todo tipo de principios. 


 


Héctor de la Garza, mejor conocido como Eko, no es un caricaturista común. Ha trabajado en periódicos, pero lo suyo no es editorialización del momento: su trabajo tiene otros alcances filosóficos. Su inspiración: Friedrich Nietzsche (“al que todavía no acabo de entender pero cuya ideas me sirven como huesos aventados al aire, como motores de búsqueda”). Su principal interés: el cuerpo humano. 

“Cuando dibujas el cuerpo humano estás obligado a ser sintético. Como yo trabajo con las pulsiones y las pasiones, me sobra la fecha del día, me sobra el nacionalismo, me sobran las noticias”.

 Eko confeccionó su libro Aforismos y máximas (Jus), publicado en 2010. Conformado por 365 dibujos, cada uno acompañado por un aforismo, el libro funciona como una especie de I Ching gráfico, una manera de leerse la fortuna “como hacían los romanos con la Eneida o los cristianos con la Biblia”. Se le hace una pregunta al libro y se abre al azar en una página y aparece la respuesta. “Hay esclavos que merecen sus cadenas” dice uno de los aforismos. “Si está por caer, derríbalo” espeta con brutalidad otro. 

—Su trabajo ha sido considerado erótico…

“No es erotismo, hemos fijado al erotismo en la genitalidad y en mis dibujos eso no aparece. En el cuerpo sucede todo, me interesa abordar la condición humana en todas sus maravillosas complejidades, nuestras pulsiones naturales. El cuerpo es el escenario de todas nuestras pasiones… 

—Una idea muy nietzscheana. 

“Sade y Nietzsche escribieron que las leyes, los códigos de conducta existen para restringir a nuestra verdadera naturaleza que es de hijos de puta… El placer es momentáneo, pero el sufrimiento nos acompaña siempre. En sánscrito la palabra “placer” significa pasado: el placer se te va de las manos, es algo que apenas viviste, que fue un sueño”. 

—¿De dónde viene ese interés por Nietzsche?

 “Yo fui educado por monjas, unas hijas de la chingada que me daban de tablazos, y también por maestros maristas, que como todos los maestros, abusaban de sus alumnos. “Desde niño aprendí a relacionar placer y dolor. Cuando tenía unos 15 años leo Cómo filosofas a martillazos (de Nietzsche). No entendí gran cosa, sigo sin entender del todo, pero las ideas de Nietzsche son guías provocativas que despiertan en mí algo que crea”. Eko prepara, junto al escritor Paco Ignacio Taibo II, una novela gráfica sobre Pancho Villa que verá la luz el próximo año. También hecha a base de grabados, la novela es protagonizada por la Batalla de Zacatecas, episodio cumbre la Revolución Mexicana en el que la División del Norte de Villa venció al ejército federalista. O “el ejército reaccionario”, como lo llama Eko.

 Eko, aforismos para el fin del mundo...

 Hay diferentes herramientas para reflexionar sobre la realidad: el artista gráfico combinó imagen y palabra en un volumen donde ofrece su particular mirada sobre “la miserable condición humana” en nuestro tiempo. 



 Desde hace por lo menos tres años, Héctor Estanislao de la Garza —mejor conocido como Eko en los bajos mundos de la caricatura— genera entre tres y cuatro dibujos diarios en los que reflexiona sobre la situación del país: vivimos tiempos en los que parece darse la degradación de nuestra sociedad, el camino a la barbarie, asegura. 



Algunas de esas imágenes se han publicado, otras habían permanecido casi ocultas en sus portafolios, a la espera de mostrarse con toda la crudeza de la misma época en torno a la cual gira, hasta que un buen día decidió imprimir todos los dibujos, ponerlos en el piso, en la cama, arriba de la mesa, en las sillas: después caminó a lo largo de esa superficie alucinante de imágenes y las escogió al azar: así nació el libro Aforismos y máximas (Editorial Jus, 2010), donde Eko simplemente presenta sus posibles respuestas a una realidad  inabarcable.

“Como dibujante, como artista gráfico, no estoy enamorado de las palabras: las trato a latigazos, las pateo, no tengo ningún apego a ellas, porque mi verdadero lenguaje es visual; en ese sentido representa una ventaja para mí, porque la palabra se acopla a un mensaje: los dibujos, por su propia naturaleza, son bastante ambiguos, están pegados a muchas interpretaciones, depende de las cosas que el espectador tenga detrás del ojo para interpretar los dibujos que hago.”


En ocasiones ni él mismo sabe qué fue primero, si el huevo o la gallina, si el dibujo o las palabras que lo acompañan, pero sí que lo reunido en el volumen es el resultado de ejercicios cotidianos y reflexiones en torno a la realidad, mediante un lenguaje que domina, como el gráfico, aderezado con unas palabras castigadas.

“Hay una línea que tira hacia la crueldad, hacia la aberración, hacia lo antinatural, hacia lo duro de nuestra imaginación. Y las palabras se acercan taimadas, esclavizadas, adictas al maltrato y surge, por fuerza, una manera muy breve, que es el aforismo: a veces vienen una serie de palabras que ruedan como piedras y se topan, chocan y el impacto es el dibujo.” 



Sin salvación

Los Aforismos y máximas de Eko fueron concebidos como una extensión de nuestra realidad: ahí no hay ficción, pero como usa el vehículo del arte, las respuestas que el libro nos da son verdaderas, cualquiera que sea el significado de la palabra verdad en nuestro tiempo: al final son ecos de la condición humana contemporánea.

No puedes progresar entre traidores, No preguntes si no quieres mi respuesta, Tus promesas se convertirán en deudas o El insulto es el lenguaje de los necios, son apenas unos ejemplos de las breves reflexiones del artista.

“El libro habla golpeado y más si haces el juego de la bibliomancia: estamos llenos de rollos, ansiosos siempre de estar felices todo el tiempo y no hay verdad en ello, es una falsedad, aunque al final el libro tiene un mantra, que dice que todos tus obstáculos serán superados.”

Por lo general, un aforismo o una máxima, como esos rayos de luz para comprender la realidad, suelen tomarse como frases edificantes: en las palabras de Eko no hay optimismo, sino preocupaciones: no hay respuestas en el volumen, aunque es probable que el lector encuentre “algo”.





“Para predicar están las religiones y prometen falsedades, aquí no hay ni una promesa de redención ni nada… hay advertencias y juicios, pero no esa pretensión de reivindicarnos, porque creo que somos irreivindicables. No hay manera de salvarnos.”

En ese proceso, Eko quiso aprovechar la ambigüedad que acompaña a toda imagen, porque siempre será el espectador el que construya sus propios significados: la mayoría de los rostros, con muy pocas excepciones, están ocultos, entonces puede ser el rostro de cualquiera de nosotros; los cuerpos, salvo cuando se usan los estereotipos, son cuerpos desnudos, porque debajo de la ropa todos somos absolutamente iguales, la desnudez es nuestro gran igualador. “Me interesa más la condición humana, mostrar el cuerpo como una metáfora de todas las chingaderas que hacemos, de todas las aspiraciones que tenemos”. 

La condición humana

••• Para Eko, el aforismo es una cápsula del tiempo que se aplica hoy, cuando hemos perdido ese barniz de civilización y buen trato que nos distrae un poco de nuestra verdadera naturaleza. ¿Cuál es esa naturaleza? Alguna vez ya habló el Marques de Sade al respecto: hacemos el mal porque podemos.

“Si observas con mucha atención los arquetipos de la conducta del ser humano a lo largo de la historia, se pueden encontrar similitudes entre lo que tenemos hoy día y lo que escribió Cicerón, Petrarca o el mismo Shakespeare, cuando de sus dramas históricos encuentras ecos sobre la condición humana.”

En la conformación del volumen, Eko hizo una selección de 365 dibujos, de entre cerca de cuatro mil imágenes, en las que predomina el uso de un lenguaje rudo, como el espejo de la realidad, “el reflejo de nuestra miserable condición humana”.


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